Hay una idea con la que me peleo bastante seguido. Es la creencia de que para ser "artista" o para tener un proyecto creativo visible, necesitás una personalidad expansiva, extrovertida, casi performática. Como si hubiera que ser audaz, ruidoso y carismático para que tu trabajo tenga derecho a existir en el mundo.
Y entonces me miro a mí, y a tantas otras creadoras que admiro, y veo otra cosa. Veo la duda, la introversión, ese deseo de querer pasar desapercibida mientras, paradójicamente, queremos que nuestro trabajo sí sea visto. Es un nudo interno tremendo: amar el proceso de crear en la soledad de nuestro estudio, pero sentir un pánico helado ante la idea de tener que "vendernos", de exponernos, de ocupar ese lugar protagónico que parece que se nos exige.
Durante mucho tiempo pensé que mi timidez era un defecto a corregir, una barrera que me impedía ser la emprendedora creativa "que debía ser". Pero de a poco estoy empezando a entenderlo de otra manera. ¿Y si la timidez, la introversión, esa sensibilidad a flor de piel, no fuera un obstáculo, sino una fuente de poder? ¿Y si es precisamente esa capacidad de observar en silencio, de tener un mundo interior riquísimo y de prestar atención a los detalles lo que hace que nuestro trabajo sea profundo y conecte de verdad?
Quizás la creatividad no necesita gritos. A veces, su voz más potente es un susurro.
Ahora sí, algunas cosas que me inspiraron esta semana a abrazar el poder de crear desde un lugar más quieto y silencioso.
Cosas que me inspiraron esta semana:
Una escritora: Emily Dickinson
El ejemplo por excelencia de una genia introvertida. Dickinson vivió gran parte de su vida recluida, escribiendo casi 1800 poemas que apenas compartió en vida. Su universo interior era su único escenario. Su historia me recuerda que no necesitás la aprobación del mundo para crear una obra monumental; a veces, la conversación más importante es con una misma. El trabajo, si es lo suficientemente potente, encontrará su eco, incluso siglos después.
Un artista visual: Giorgio Morandi
Este pintor italiano se pasó la vida pintando naturalezas muertas con los mismos objetos (botellas, jarrones, cajas) en su pequeño estudio de Bolonia. Era un hombre de pocas palabras, austero, que dedicó su existencia a explorar la luz, el color y la forma en un microcosmos. Su obra es la prueba de que no necesitás temas grandilocuentes ni una vida dramática para crear algo de una belleza y profundidad que te deja sin aliento. Encontró el universo en lo cotidiano.
Una película: "Amélie" (2001)
Amélie Poulain es la heroína introvertida por excelencia. No da grandes discursos ni busca ser el centro de atención. Su creatividad se manifiesta en pequeños gestos, en orquestar discretamente momentos de felicidad para los demás. Es una observadora nata que transforma el mundo desde las sombras, con imaginación y ternura. Su forma de ser me inspira a pensar en la creatividad como un acto de servicio silencioso.
Un libro: "Silencio: El poder de los introvertidos en un mundo que no puede parar de hablar" de Susan Cain
Este libro fue un antes y un después para mí. Cain argumenta, con muchísima investigación, que nuestra cultura subestima enormemente a los introvertidos y que muchas de las grandes ideas y obras de arte provienen de personas que trabajan mejor en soledad y silencio. Es una validación increíble y un manual para entender que tu forma de ser no solo es válida, sino que es necesaria.
Un músico: Nick Drake
Un cantautor inglés de culto cuyo talento era tan inmenso como su timidez. Su música es íntima, melancólica y de una belleza desgarradora. Odiaba tocar en vivo, se sentía increíblemente incómodo en el escenario y apenas dio entrevistas. No conoció el éxito en vida, pero su obra, dejada casi como un secreto, creció con los años hasta convertirse en una influencia gigante. Su legado demuestra que la obra puede tener una vida propia, independiente del carisma (o la falta de) de su creador.
Un pequeño ritual para esta semana:
Creá algo —lo que sea: un dibujo, un párrafo, una receta, una playlist— con el único propósito de que exista para vos. Sin sacarle una foto para Instagram, sin pensar en cómo lo vas a "usar" en tu negocio, sin contárselo a nadie si no querés. Hacelo solo por el placer del acto creativo en sí mismo. Reconectá con ese espacio seguro donde tu voz, por más tímida que sea, es la única que importa.
Espero que estas inspiraciones te sirvan como un abrazo y un permiso. El permiso para ser quien sos y crear desde ahí. Tu voz, por más baja que sea, tiene un eco único y necesario.
Que tengas un fin de semana reparador.
Nos leemos pronto,
Mer ♡